TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO (DEPRESIÓN)

 

El estado de ánimo deprimido es una de las condiciones de malestar psicológico más frecuente.

La tristeza es el síntoma anímico por excelencia en la depresión pero a pesar de que predominan síntomas como abatimiento, pesadumbre e infelicidad, a veces el estado de ánimo predominante es la irritabilidad, nerviosismo y una gran sensación de vacío. Incluso en estados de depresión más grave, la persona refiere incapacidad de tener ningún sentimiento e imposibilidad para llorar. 

Uno de los aspectos más dolorosos de las personas deprimidas es el estado de apatía, desgana o incapacidad de disfrutar, así como dificultades a la hora de tomar decisiones sobre la vida cotidiana (decidir qué ropa ponerse). Levantarse cada mañana puede suponer un gran esfuerzo, acabando, en muchos casos, por abandonar el trabajo o los estudios.

 

Cuando se está deprimido, no sólo cambia la conducta y se dejan de hacer actividades que antes se realizaban por desgana sino que se producen una serie de cambios en la manera de pensar y percibir el mundo o la vida. La valoración que hace una persona deprimida de sí misma, del entorno y de su futuro, suele ser muy negativa llevándole a pensamientos de autodesprecio, culpabilidad y una gran pérdida de autoestima.

Los errores en el procesamiento de la información derivados de los
esquemas cognitivos o supuestos personales, recibe el nombre de distorsión
cognitiva (errores de pensamiento). Aaron Beck identifica en la depresión los siguientes errores cognitivos:

Inferencia arbitraria: Proceso de adelantar una determinada conclusión en ausencia de la evidencia que la apoye o cuando la evidencia es contraria.

Abstracciòn Selectiva: Consiste en centrarse en un detalle extraído fuera de contexto, ignorando otras características más relevantes de la situación, y valorando toda la experiencia en base a ese detalle. Existen dos muy frecuentes:

 

  •  Adivinación del Pensamiento: decidir que alguien te responde de forma negativa o que los demás están pensando mal de uno, sin tener ninguna evidencia de ello.
  • El Error de Adivinar el Futuro: esperar que las cosas salgan mal, que los sucesos sean negativos, sin permitirse la posibilidad de que puedan ser neutrales o positivos. Por ejemplo, anticipar que lo va a pasar mal en una fiesta y estar tan seguro de ello como para decidir no ir.

Sobregeneralizaciòn: Elaborar una conclusión general a partir de uno o
varios hechos aislados y de aplicar esta conclusión a situaciones
no relacionadas entre sí.

Maximizaciòn y Minimizaciòn: Se evalúan los acontecimientos otorgándole un peso exagerado o infravalorado en base a la evidencia real. Magnificar sus errores y los éxitos de los demás. Por otro lado decir que los errores de los otros realmente no tienen importancia y que los éxitos y cualidades propias son escasas y no cuentan en absoluto.

Personalizaciòn: Tendencia excesiva por la persona a atribuir acontecimientos externos como referidos a su persona,sin que exista evidencia para ello. Verse a sí mismo como la causa de algunos sucesos externos desafortunados o desagradables, de los que usted no es responsable.

Pensamiento Dicotòmico o Polarizaciòn: Tendencia a clasificar las experiencias en una o dos categorías opuestas y extremas saltándose la evidencia de valoraciones y hechos intermedios. Ver las cosas como blancas o negras, falsas o verdaderas, felices o infelices, no dándose cuenta que estos conceptos son sólo los dos extremos de un continuo.

A éste bajo estado de ánimo y a los pensamientos negativos, les acompañan frecuentes quejas a nivel físico, dificultades para dormir, fatiga, pérdida de apetito y pérdida de deseo sexual.

 

En cuanto a las relaciones interpersonales, una persona deprimida ve deterioradas sus relaciones con los demás. Un alto porcentaje dicen perder el interés por la gente y en muchas ocasiones se sienten rechazados por los demás, lo que hace que se aíslen aún más, agravando el curso de su depresión.

 

Los trastornos del estado de ánimo se clasifican en: Trastorno Depresivo, Trastorno Bipolar I y II, Ciclotimia y Distimia. Será el psicoterapeuta el que a través de una evaluación adecuada determinará el tipo de problema depresivo y cuál es el tratamiento más adecuado para resolverlo.